por @FrancisRuizP
Málaga, España. Año 2012.
El país vive uno de los mejores momentos de su historia. La
vivienda se encuentra a un precio asequible que permite a las familias
conseguir ahorros como nunca antes se había visto.
La gasolina baja a niveles mínimos. Mercadona quiebra porque
la gente ya no quiere productos baratos. La marca Hacendado ya forma parte del
recuerdo. El jamón de bellota dispara sus ventas.
El Gobierno, como gestor que tiene que velar por el futuro
de los ciudadanos, decide subir las tasas universitarias para engordar las
arcas del Estado por si ocurriera algo tan extraño como una crisis financiera,
podamos responder rápidamente y de forma efectiva. La Junta de Andalucía, encubre
que no subirá las tasas, como buena gestora socialista. Después las sube porque
lo manda el Gobierno. Pero no pasa nada. España va muy bien. Nadie se enfada.
Nuestro país va a la cabeza de la economía mundial.
Ya no hay clases sociales. Los jóvenes pertenecen a la alta
y las oportunidades son las mismas. Si alguien no quiere estudiar (porque el
que no estudia es porque no quiere) pues sin problemas. Hoy por hoy, entregas
un currículo de vida laboral y te ofrecen cuatro trabajos, cada cual con
mejores condiciones y más remunerado.
Si te despiden, no hay problemas, con la indemnización que
te ofrecen puedes estar viviendo varios años del cuento. Pero es que España va
genial, y recibimos cada día a cientos de alemanes o franceses que intentan
buscarse la vida con trabajos en el campo.
Esperemos que a nadie se le ocurra explotar esta burbuja
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