Por @Francisruizp
¿Os imagináis que os pasáis 15 años de vuestra vida
construyendo una casa y después viene alguien y os la derriba? Pues esto es lo
que le está pasando a los trabajadores de Limasa, la empresa de limpieza de Málaga.
El Ayuntamiento ha iniciado una campaña de desprestigio
hacia los trabajadores con argumentos tan populistas como fascistas. Es muy
fácil poner a los ciudadanos que lo están pasando mal económicamente en contra de
los que tienen un trabajo digno y estable. El Ayuntamiento quiere que la
ciudadanía vea a los trabajadores de Limasa como el enemigo para así proteger
los intereses de las empresas privadas que se encargan de la gestión.
Los derechos de los trabajadores de Limasa se han conseguido
a lo largo de muchos años con una lucha sindical. Pero no de los sindicatos del
cava y los langostinos. Han sido los trabajadores los que han estado al frente.
Cuando en Málaga nadie quería trabajar para quitar la mierda
del resto, había varios cientos de empleados que formaron una fuerza obrera
enorme. Consiguieron multitud de derechos gracias a su esfuerzo y lucha. Pues
ahora el Ayuntamiento quiere quitárselos de un plumazo y sin negociación
mediante. Les están derribando lo que tanto les ha costado ganar.
Lo peor es que el objetivo del Alcalde y su séquito de
ineptos está surtiendo efecto. La ciudadanía ve a los trabajadores de Limasa
como unos privilegiados cuando su sueldo medio es lo que es, un sueldo medio.
Intentan vender que todo el mundo se está apretando el cinturón menos ellos,
cuando el año pasado ya perdieron más de dos mil euros por trabajador.
Sólo con el dinero que el Ayuntamiento se ha gastado en un
edificio sin uso (Astoria) se podría mantener el presupuesto de limpieza
durante diez años. El ERTE planteado quitaría de la calle a 300 operarios al
mes. Una ciudad como Málaga, que está entre las cinco más sucias de España, lo
que menos necesita es menos limpieza. Un servicio que actualmente es precario
puede llegar a ser una tragedia si el ERTE se consuma.
Hace 40 años que los trabajadores de España se unieron para
reivindicar unos derechos de los que ahora disfrutamos y vemos normales; vacaciones,
pagas extras, etc.
Que el conformismo no sea generalizado. Dejemos que el
obrero siga luchando por sus derechos. Que Málaga apoye a los trabajadores de
Limasa y no se vea condicionada por la campaña de desprestigio que el
Ayuntamiento de Málaga está llevando contra, los que al fin y al cabo, son
trabajadores que viven día a día para “sobrevivir” un poco mejor.