24 de noviembre de 2012

La Conjura de los Torpes





Sin ánimo de ser justiciero contra los torpes como Fernando Francés, voy a serlo.

El amigo Fernando Francés es el director de un museo público de gestión privada que recibe nada más y nada menos que alrededor de tres millones de euros al año, a través de su empresa de gestión cultural que recibe el original nombre de “Gestión Cultural y Comunicación”. (Debieron contratar a un grupo de creativos bastante importante para darle forma)
Pues bien, os pongo en antecedentes, eso sí, sin ánimo de ser justiciero.

La “profesional” empresa de Fernando Francés consiguió en el año 2007 la renovación de la concesión de gestión del CAC (Museo y Centro de Arte Contemporáneo de Málaga) que el Ayuntamiento le otorgó de forma un pelín sospechosa. En un primer concurso en el que también se presentó Unicaja la resolución quedó como desierta.
Según el concejal de aquella época tan “maravillosa” para Málaga, “Unicaja no acredita trabajos o contratos realizados en los últimos cinco años de asesoramiento con instituciones públicas o privadas para la implantación de centros de documentación sobre arte contemporáneo" (Te cagas)
La empresa de Fernando Gabacho no cumplía con los requisitos por cosas tan importante como la imagen de la fachada del museo o el uniforme de los trabajadores. Sí, tal como suena. En segundo concurso únicamente se presenta la empresa de tan original nombre y al cual se le concede la gestión del museo al cumplir todos los requisitos.

Pues NO. No cumplía todos los requisitos. Un pequeño detalle que el Ayuntamiento de Málaga obvia en esos momentos es que el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) había considerado culpable a “Gestión Cultural” (empresa del susodicho) de “muy graves y serios incumplimientos de contrato” con la administración cántabra a razón del diseño de la exposición del Museo Marítimo del Cantábrico, con lo que le retiraban el contrato. Si pinchas aquí, en la parte azulita puedes verla noticia de La Opiniónde Málaga.

Y esto puede parecer una tontería, pero esta sentencia conlleva que esta empresa ya no podría tener adjudicaciones por alguna administración pública al haber sido declarado culpable de incumplimiento de contrato con otra. Fernando Francés recurrió la sentencia y por ello era legal (que no significa que fuese ético) que pudiera seguir al frente del museo malagueño.

El ayuntamiento de Málaga se pasó por el forro esta sentencia y a Fernandito le vino de lujo. Tres millones de euros al año para su cortijo.

Fernando Francés tiene una peculiar forma de gestionar el Museo del CAC. Las exposiciones, como suele ser habitual, son prestadas gratuitamente por los expositores. Pero el CAC es muy especial. Venden catálogos de los expositores por los que cobran unos 50 euros aproximadamente. Los prologuistas cobran, las imprentas cobran, los editores cobran y el museo cobra, pero el artista… NO. Recuerdo que reciben 3 millones de euros.

¿Y por qué escribo esto? Pues fácil y para toda la familia. Primero el pseudo señor Francés a través de Twitter se dirigió a mí con insultos como “gamberro”, “niñato” y otros muchos por haber ejercido mi libertad de expresión al criticar un pésimo artículo de la periodista Isabel Naranjo (consorte de Elías Bendodo, Presidente de la Diputación de Málaga) con los que mantiene una amistad cachorril. Días después el torpe de Fernando Francés tildaba a los huelguistas de “HDP” (hijos de puta, para los de la ESO). Cuando recriminé su actitud me llamó “imbécil”. Después de esto mi equipo de psicólogos tuvo mucho trabajo para que yo lo pudiera superar. JEJEJE. Y eso yo no puedo perdonarlo.

Un beso amigo Fernando Francés