11 de septiembre de 2012

La vida es sueño, y los sueños...


por @FrancisRuizP



Málaga, España. Año 2012.

El país vive uno de los mejores momentos de su historia. La vivienda se encuentra a un precio asequible que permite a las familias conseguir ahorros como nunca antes se había visto.

La gasolina baja a niveles mínimos. Mercadona quiebra porque la gente ya no quiere productos baratos. La marca Hacendado ya forma parte del recuerdo. El jamón de bellota dispara sus ventas.
El Gobierno, como gestor que tiene que velar por el futuro de los ciudadanos, decide subir las tasas universitarias para engordar las arcas del Estado por si ocurriera algo tan extraño como una crisis financiera, podamos responder rápidamente y de forma efectiva. La Junta de Andalucía, encubre que no subirá las tasas, como buena gestora socialista. Después las sube porque lo manda el Gobierno. Pero no pasa nada. España va muy bien. Nadie se enfada. Nuestro país va a la cabeza de la economía mundial.

Ya no hay clases sociales. Los jóvenes pertenecen a la alta y las oportunidades son las mismas. Si alguien no quiere estudiar (porque el que no estudia es porque no quiere) pues sin problemas. Hoy por hoy, entregas un currículo de vida laboral y te ofrecen cuatro trabajos, cada cual con mejores condiciones y más remunerado.

Si te despiden, no hay problemas, con la indemnización que te ofrecen puedes estar viviendo varios años del cuento. Pero es que España va genial, y recibimos cada día a cientos de alemanes o franceses que intentan buscarse la vida con trabajos en el campo.

Esperemos que a nadie se le ocurra explotar esta burbuja

10 de septiembre de 2012

Furtivos


por @JesusNJurado

La primera vez que la penetró, como desconfiado, sintió un mínimo rubor. Delgada, pecosa, contrahecha, huesuda, no supo por qué se la follaba, con aquellos chasquidos óseos y con sus desesperados gemidos de tonta trascendente. Juró jamás copular con una anémica andrógina, pero la luz de madrugada, las promesas de amanecida y el frío de la noche madrileña a solas le instaron a un rápido razonamiento de sus pulsiones. Carolina Perera, musa de aquellos torpes poetas de provincia inflamados de Corte, le siguió la mirada toda la noche en el acto endogámico, en la Capital, donde premiaban a quien iba vendiéndose como mentor de las gloriosas nuevas generaciones del Sur, don Alejandro Sánchez. Un premio de bronce apócrifo, una escultura mala y de serie, y el poeta del Sur henchido de esa dicha burbujeante y limitada de quien no es más que un brillo pálido en la eternidad del ostracismo, brujuleando entre las damas que tapaban su furor falsamente uterino y menopáusico con pieles sintéticas. Pero Carolina lo miraba, y a cada copa, a cada trago de la cerveza de taberna, iba acercándosele con un deseo de sexo furtivo; con esa impaciencia de retrete y bragas ortopédicas que a Bernardo, embutido en un tres cuartos con  bufanda, no gustaba en demasía.
Carolina Perera eran unas gafas marrones y una cara neutra -sin otro atractivo que el de la vulgaridad-  infectada de pecas, pecaminosa de huesos, que sostenía su excelencia narrativa en unos cuentos impresos por ella misma y su ayuntamiento, de Hellín, pudiera ser, que regalaba a quien tenía a bien preguntar por su obra, escasa y paupérrima a todas luces. Pero Carolina Perera, delgada, con la esbeltez mortuoria de una sifilítica, esparcía un aliento perfumado de deseo y una seguridad de sexo inmediata, y quizá esa constatación de un coño disponible iba entregándole con periodicidad de nómina a un maná de concejales orondos de cultura que la poseían cada noche, dándole a su corporeidad escuchimizada y blanquecina lo mejor de su soledad municipal.  Carolina Perera ahora dialogaba con Bernardo, enumerándole sus obras y aquella adaptación de Lope que había dirigido con las mujeres separadas de su pueblo, lejano y manchego; y su verborrea presuntuosa adquiría fulgores de jactancia cuando resaltaba, mostrando una fotocopia deslucida de tiempo, que un catedrático la había citado en un manual de literatura contemporánea, previo encamamiento, suponemos.
Pero ahora se veía allí, en aquel altillo exiguo de La Latina, con Carolina Perera y su universo de literatura regalada y consistorial, y una erección interminablemente laxa le empujaba a probar nuevas posturas. Pensó que, a falta de cuerpo, aquella montura de gafas posmodernas, aquel pubis enrevesado de rizos, pudieran proporcionarle un kamasutra desconocido de ambición y prepotencia. Pero Perera, la cuentista manchega, la dramaturga carcelaria, se venía abajo en cada espasmo, en cada postura tradicional y fatigosa. Carolina Perera, pues, consideraba al sexo, sacrosanto para Bernardo, como un contrato de compraventa editorial, sin busto, sin magia y sin placer.
Algo de alcohol o de dignidad aún mantuvo Bernardo a la mañana siguiente, cuando, al despertarse, la encontró curioseando sus libros. A la mierda, le instó, y Perera, dolida en su orgullo lo llamó machista, recogió la dignidad vítrea de sus gafas de pasta y se marchó a la calle, escocida y digna, follada y grafómana, inventando un curso de narrativa con el que sablear a sus concejales de cultura favoritos.

4 de septiembre de 2012

Hasta la próxima bacanal




Los pies se siguen quedando pegados al asfalto en algunas calles del casco histórico, pero los pestilentes 'vómitos' de la Feria por fin se marcharon. Al menos hasta el próximo agosto. Mientras investigamos el origen de las materias pegajosas omnipresentes en Málaga, cabe apuntar varias claves de la fiesta vivida antes de pasar página definitivamente.

A un año vista de la próxima bacanal veraniega, confío que desde el Ayuntamiento se replanteen sin medias tintas el modelo actual. Si algo bueno tiene la crisis es que ordenará los excesos y en esta cita veraniega de Málaga hay demasiadas cosas que no funcionan desde hace años. Fue Celia Villalobos quien puso en marcha el Cortijo de Torres en horario diurno. La mayoría de gestores tratan de hacer su proyecto faraónico para ser recordado en la eternidad. Más allá de esta ¿noble? aspiración, nunca se entendió su propuesta. Pero engañó a los peñistas y éstos pusieron a rodar el invento. Ha pasado un plazo razonable de tiempo para sentenciar que el Real por la mañana no funciona. En tiempos de crisis, además, es un doble lastre. La poca afluencia que congrega el Cortijo de Torres por las mañanas merma la presencia de personas en la tradicional Feria del centro; y todo este sistema supone multiplicar efectivos municipales (limpieza, seguridad, operativos...) con el consiguiente gasto.

El 'botellódromo' de Santo Domingo evidencia que existe un público jóven que demanda un espacio propio. Parece de perogrullo que junto a un monumento del siglo XVII y varios hoteles no es el mejor sitio. Por cuestión de ética, tampoco sería mala cosa reformar la ordenanza y decir abiertamente que los bares pueden optar a una caseta, si es que es la mejor opción. Las adjudicaciones a supuestas asociaciones con sospechosos nombres destilaba este año un fondo mafioso. Son sólo algunos apuntes de cosas mejorables a las que parece sencillo ponerles el cascabel.

Estas líneas tampoco descubren nada nuevo, sirvan simplemente de transición al nuevo curso que arranca. Septiembre llegó con la subida del IVA y con algunas puñaladas traperas al periodismo local. Reseñable el caso de Málaga Hoy donde tras nuevos despidos, esta vez mediante un ERE, ya quedan más jefes que indios. Para divertirnos, los viernes regresan los consejos de Ministros. Aunque quizá hace tiempo que éstos dejaron de tener gracia porque el bolsillo empieza a resentirse y los brotes verdes siempre son mentira.

Coda. Hablando de brotes verdes. Atentos a la iniciativa tuitera @MálagaRevive, una plataforma de difusión de noticias, eventos y toda la información para prestar ayuda a Málaga tras el devastador incendio. Sí, #todosconMálaga.