- Son 10 euros.
Algo falla. Éste es el sino del jeque,
su canon por aterrizar en la Costa del Sol como Mr. Marshall. Desde
el primer día, se ha mostrado a la opinión pública nadando en la
abundancia. Todas las puertas se le abrieron en el primer minuto.
Cuando apenas conocía sus dependencias en Martiricos, tomó por
lacayo a un ex presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez
de la Borbolla, y se plantó en la Casa Rosa de Sevilla para
entrevistarse con Griñán. Dos días más tarde, fue recibido en tierras vascas por el lehendakari Patxi López. En pocos días
celebró audiencia con el alcalde de Málaga, la alcaldesa de
Marbella, en definitiva, con todo el que quiso.
Ni el Málaga CF fue nunca el club de
sus amores, como apunta Teodoro León Gross en El cuento del jeque,
ni llegó a la ciudad en busca de los percheles que narra Cervantes
en El Quijote. Un hombre de negocios que llega para hacer negocios,
nada nuevo. Aficionado al fútbol y mejor estratega, sin
dudas. En la presentación de su grupo empresarial en internet saca
pecho del proyecto del puerto marbellí de La Bajadilla, ahí una piedra angular de esta historia. Así, con el
equipo en puertas de disputar la previa de la Champions, tras algunas salidas de tono y camisas partidas en defensa del honor malaguista;
el jeque deja de pagar y aparecen informaciones de una posible venta.
Problemas de liquidez de quien días antes decía que "sólo vendería el club por un trillón de euros".
En los próximos días el culebrón
malaguista del verano debe llegar a su fin. Puestos a teorizar, nadie descarte que todo sea una estrategia del jeque:
¿Recuerdan lo que el Málaga pagó por Malagueño y Sandro Silva
ahora que parece que Apoño se marchará por menos de un millón de
euros? Si finalmente Al Thani se
queda en Málaga, acudirá a cada negociación con el cartel de
#jequetieso; cuando en teoría sí puede nadar en la abundancia y sus
planes iniciales eran otros. Es el único argumento que le queda al
jeque para mantener su dignidad, por muy bonito que haya sido el sueño.
Coda. En caso de venta, nadie creo que quiera tirar a la basura más de 100 millones de euros. Cabe pensar
en un futuro mejor. Como sea, no se olvide que podrá
cambiar la propiedad, volver de donde vinimos, pero los colores no están en venta.